La gran desazón

La joven despertó apenas sintió la caricia de mi mirada. No había temor en sus ojos, sólo curiosidad. ¿Quién es ese atractivo hombre flotando afuera de mi ventana?, la escuché preguntarse. Sólo soy un hermoso sueño, mentí. Un obsequio que puedes llevarte contigo cuando despiertes. Su sonrisa fue tan hermosa como su virtud. Pude sentir el calor de su corazón en mi helada piel y el aroma de su deseo abrió mi apetito.
Levanté mi mano y con la sombra proyectada por la luz de la luna desnudé su pecho. La humedad fue instantánea; no fue necesario pedir permiso, ella misma suplicó que entrara. Las puertas del balcón se abrieron y penetré en la estancia. 
No había sabor alguno en sus labios, desde luego, pero sí en su anhelo. Bastan unas cuantas palabras para erradicar la tristeza inherente en todos los mortales; son tan adictos a la esperanza, como yo a su sangre. Un crucifijo de plata me distrajo y por unos instantes perdí las riendas de su voluntad, sin embargo la lujuria es más fuerte que la fe y  no hay mejor afrodisiaco que la promesa de amor eterno… ni mejor condimento que la felicidad. Siempre me gustó más que el miedo, aunque ambos tienen su hechizo. Es algo así como dulce o salado.

iDream

Despiertas en tu vasta cama redonda con una amplia sonrisa y el pecho rebosante de dulce nostalgia; tus ojos se pierden en la vacuidad al seguir contemplando las imágenes frescas del sueño que acababas de abandonar. Nunca deja de maravillarte la manera en que estas fantasías se esfuman lentamente pese a tus desesperados esfuerzos por retenerlas. Es difícil de creer cómo aquello que minutos atrás te resultaba tan espléndido e incluso sublime, poco a poco se vuelve trivial, carente de sentido y a menudo absurdo. Pero lo que más te impresiona es la idea de que alguna vez el ser humano no tenía más opción que aceptar esta realidad y dejar que aquellas placenteras vivencias nocturnas desaparecieran para siempre; no te es posible imaginar la vida antes de la existencia del iDream.

Renata

–¿Alguna vez has soñado con alguien y al despertar sientes que te has enamorado de esa persona? –me preguntó Renata anoche.
–Sí, me sucedió contigo –le respondí.
Una amplia sonrisa se dibujó en su bello y juvenil rostro. Una sonrisa que había extrañado durante años. Mi cumplido la complació y tal vez a manera de agradecimiento acarició con su tersa mano un costado de mi cara. “Siempre has sido muy lindo conmigo”, decía aquella caricia.
–A mí me sucedió con un completo extraño –dijo ella mientras con su dedo índice recorría la forma de mis labios.
–Ángel –dije con seriedad.
–Sí, Ángel.
Por supuesto aquello fue una cruel estocada a mi corazón, pero no tenía importancia; le pertenecía a ella y tenía libertad de hacer con él lo que le diera la gana. Como siempre.
Lo que dije era cierto, la amaba. La amo. La he amado toda mi vida. Y sí, todo comenzó con un sueño. Sucedió cuando cursábamos la preparatoria. Estábamos en el mismo salón; ambos teníamos dieciséis. Muchas de mis compañeras eran muy atractivas, pero Renata era sin duda la más exótica, la más desarrollada. Aparentaba tener más de veinte, por lo que intimidaba a la mayoría de los chicos de su edad. Se decía que tenía relaciones con un maestro, se decía que era puta.

El misterio del diamante

8 de mayo.- Cuando le dije a mi profesor de periodismo que tras meditarlo largo tiempo tomé la decisión de hacer mi tesis profesional sobre una droga, interrumpió la corrección de los últimos exámenes, se acomodó sus gafas y me miró con extrañeza.  
–¿Por qué sobre las drogas? –me dijo –¿No te parece que es un tema muy cliché? Esto no es una exposición para una clase de bachillerato, es tu tesis. Es tu primera carta de recomendación como profesionista. Me sorprendes.
Lo corregí. Mi investigación no será sobre las drogas en general, sino sobre una en particular. Una de la que muy poca gente sabe al respecto y en torno a la cual se cuentan historias fantásticas. Lo que sé hasta hoy, lo he aprendido por rumores que circulan en foros de la Deep Web.
–Ya te he dicho que no entres ahí, puede ser peligroso –me dijo –Pero bueno, dime qué droga es esa de la que hablas y que tan fascinado te tiene.
–Le llaman de muchas maneras, pero la más común es diamante; tiene muchas propiedades interesantes, imposibles de creer, pero la más fantástica de todas es que jamás se acaba. Quien adquiere un diamante, no tiene que volver a comprar otro.

La fiesta de Halloween

Para esa noche de Halloween él buscaba experiencias intensas, pero su amigo estaba más interesado en cazar mujeres. Es por eso que aquel par de alocadas chicas que conocieron en la fiesta parecieron caídas del cielo. O emergidas del infierno, si se prefiere, considerando sus disfraces de brujas sexy.
La fiesta era al otro lado de la ciudad, en uno de los barrios más antiguos y alejados donde rara vez ninguno de los dos había estado. Él iba disfrazado de Edgar Allan Poe, aunque pocos fueron los que se percataron de ello; su amigo en cambio, optó por ir de Superman.
Ninguno de los dos conocía a nadie en aquella gran casa de aspecto elitista; su amigo se enteró por medio de Facebook y decidieron aparecer sin más. ¿Quién se iba a dar cuenta? Ambos sospechaban que no eran los únicos que habían hecho esto.      
Desde su llegada, los dos amigos posaron instintivamente su mirada en el par de sensuales brujas que acompañaban a un tipo alto, atlético y muy risueño, quien iba vestido del Diablo. Era difícil no reparar en aquellas jóvenes de exuberante figura y generosas al enseñar. Una era rubia y la otra pelirroja, medianas de estatura; tendrían unos veintitantos años. El Señor de las Tinieblas tomaba a ambas por la cintura, paseándose pomposamente por la fiesta como si las presumiera o las ofreciera en venta.   

El Día de la Coneja

La tarde era excelente y el Parque Viveros estaba a reventar de gente; el sol brillaba majestuoso y corría una ligera brisa. Hacía el calor preciso; ese típico calor del norte de México; ese único en la frontera; ese calor seco que pertenece exclusivamente a la ciudad de Nuevo Laredo. Ni mucho ni poco, sino el grado justo; el que te hace sudar un poquito, sólo lo suficiente para humedecerte la piel y volverte sensible a la fresca caricia del viento. Ese calor perfecto que hace que la cerveza sepa más sabrosa.
En el asador, la carne entonaba su canto seductor, ese exquisito gorgoteo de sus jugos al bullir. A su voz se unía el murmullo de la muchedumbre y la risa de miles de niños que corrían por doquier reventándose en las cabezas cascarones de huevo rellenos de confeti. Y por supuesto, no podía faltar en aquella orquesta el saxofón de Fito Olivares y La Pura Sabrosura; una compilación con lo mejor de su repertorio manaba de las bocinas de un minicomponente Samsung recién compradito en la tienda Coppel.

EVA

Frente al hombre de la gabardina café desfilaban cinco mujeres de impactante belleza y perfecta fisionomía. Algunas muy exuberantes, otras delgadas, pero todas deseables. Morena, rubia, pelirroja, negra y asiática; todas vestían diminuta falda y ajustada blusa de algodón de color rojo, la cual dejaba al descubierto el ombligo, y al no contar con sostén, esculpía la forma de sus pezones.
Las elegí variadas para que tenga diferentes opciones. Naturalmente no sabemos aún cuáles son sus gustos. Recuerde que esto es sólo una muestra gratis –dijo el hombre de pulcro traje ejecutivo. El de la gabardina, a un lado suyo, estudió con detenimiento las cinco figuras que caminaban en círculos con las manos en la cintura.
Por su puesto, si usted decide adquirir alguno de nuestros productos, tendrá a su disposición un vasto catálogo para que elija la que se adecue más a sus... necesidades... –Risilla pícara. –O bien, podría acceder a nuestro programa diseñador virtual, donde usted podrá crear a la mujer de sus sueños, eligiendo sus atributos de acuerdo a sus gustos. Color de piel, cabello y ojos; estatura y complexión; tamaño y forma de sus ojos, boca y nariz. Y por supuesto, lo más importante, el tamaño de las tetas y las nalgas. –Otra risilla y un ligero codazo de complicidad. El de gabardina no emitió ninguna reacción, sólo observó con seriedad al ejecutivo de ventas.